domingo, 8 de mayo de 2022

La luna y su regalo

cuento guarany


Los poetas guaraníes no eran poetas cualquieras, hubo una época que sus palabras tenían grandes poderes. Por eso, de tanto evocar a la luna, esta comenzó a venir a pasear a la tierra. Los días que la luna no se ve, es porque pasea por nuestro planeta. Claro que no como la vemos en el cielo, a la tierra viene como una hermosa mujer de piel blanca, pelo plateado y vestido de fina seda y delicados colores.

En el idioma Guaraní a la luna se la conoce como Yasí, y a la nube, su compañera en estas travesías, Araí.

Fue una tarde que, Yasí y Araí paseaban por el frondoso bosque misionero, viendo los colores y disfrutando los aromas de las flores y el canto de los pájaros cuando las sorprende un yaguareté hambriento. Ambas jóvenes quedaron inmóviles del miedo, no sabían que hacer. El tigre agazapado esperaba el mejor momento para dar un zarpazo. Ellas asustadas intentaron huir, la bestia saltó sobre ella pero inesperadamente es alcanzada por una flecha certera que parte su corazón. Un indio, anciano ya, estaba escondido tras el tronco de un frondoso árbol. Corrió para ver si las jóvenes se encontraban bien, pero ellas ya no estaban. Le quitó la piel al yaguareté, trepó al árbol porque se acercaba la noche y no es sabio caminar en el bosque oscuro. Dormir en la copa de un árbol, cubierto con el cuero de su víctima con su arco y flechas a mano, es lo más seguro que el indio viejo pero ágil podía hacer.

Esa noche soñó; soñó con esa hermosa joven que, brillante y vestida con una nube, le hablaba diciendo: Yo soy yasí, la luna, protectora de los hombres buenos. Hoy me salvaste de ser devorada por el yaguareté cuando paseaba con mi amiga Araí por la tierra. También salvaste a toda la humanidad de vivir sin luna. Por eso voy a darte un regalo, un regalo muy especial. Mañana, cuando despiertes verás que he hecho crecer una nueva planta que llamarás Caá. ¡Cuidado! Sus hojas son venenosas y beneficiosas a la vez. Para que no sean venenosas deberás tostarla y tendrás grandes beneficios de ella.

El indio despertó y buscaba a Yasí, no la encontró, pero si vio a aquella planta de la que ella le había hablado: Caá. La yerba mate acompaña desde entonces a los hombres, como un regalo de la luna, en sus momentos más tristes, en los alegres también. Le hace compañía en la soledad, ayuda a los poetas a escribir, da calor en los inviernos y fuerza para el trabajo.