domingo, 28 de mayo de 2023

EL FETICHE DE LA POESÍA

Detrás de cada poema hay escondido mil sentimientos. Pensamientos y realidades que superan al poeta.

Esta madrugada me despertó la calandria y decidí levantarme a escribirle un poema de agradecimiento. Tomé un papel y lo puse sobre la mesa y comencé a escribir: “que dulce y alegre es tu canto...” inmediatamente después mi mente divagó y se puso a pensar en el papel ecológico que recibía mis palabras. Papel hecho con los restos de la caña de azúcar que en lugar de tirarlo, con el hacen papel.

¡qué interesante!, pensé. En mi poema a la calandria, hay escondida toda una plantación de cañas de azúcar. Cañas que fueron exprimidas y exprimidas y cuando ya no le pudieron sacar mas jugo, la hicieron papel. Igual que a los trabajadores del cañaveral, lo exprimen, lo exprimen y cuando a fin de mes no tienen más jugo le dan como salario una limosna que no le alcanza para salir de la pobreza.

Están todas las noches oscuras de Ledesma que en complicidad genocida apagaba las luces para que no vean a los cobardes secuestradores.

En este papel donde pensaba dedicarte un poema, calandria, hay torturas, desaparecidos, muertos, hombres que lucharon pelando cañas para endulzar la vida de otros haciendo amarga la suya.

El canto de la calandria se ha puesto triste. Pero nunca, NUNCA fue tan esclarecedor…. y revolucionario

lunes, 15 de mayo de 2023

CUENTO DEL VERDUGO




Con sus manos atadas a la espalda, subió los escalones hasta el cadalso. Ese gran escenario preparado en la plaza para la ejecución de los herejes. Mucha gente se había juntado a ver el espectáculo: a Archibald le cortarían la cabeza.

Dos pecados había cometido: luchar contra el feudalismo que estaba en total decadencia, y haberlo hecho desde la naciente reforma protestante.

Cuando lo apresaron un compañero en retirada gritó: “¡Sangre por sangre!” Pero Archibald, que había hecho de su ideología una extraña síntesis de revolución y pacifismo cristiano, pidió a los gritos que no tomaran venganza.

Los golpes y puñetazos recibidos, no pudieron quitar del rostro de Archibald la sonrisa triunfante. Sabía que su muerte no era en vano, que muchos de los presentes que lo insultaban, se irían de la plaza marcados por su actitud. Tal vez cambiarían. Seguro muchos se sumarían a su lucha contra el feudalismo esclavista.

A pesar de sus reclamos, le pusieron una bolsa en la cabeza. El no quería, quería que lo vieran morir sonriendo. El verdugo no se lo permitió. Se arrodilló, puso su cabeza en aquel tronco oscurecido por sangres pasadas y espero cantando un himno a un Dios que tal vez no acudiría.

Sintió un golpe en la nuca, no sintió dolor, pensó que era el amague del verdugo antes del hachazo que se tardaba en venir. De pronto todas las voces de la plaza callaron. El esperó unos segundos eternos y se levantó, caminó unos pazos, se dio vuelta y vio a su verdugo muerto con su propia hacha clavada en la cabeza, tirado abajo del cadalso donde la gente ya no estaba.

Bajó, pensó que sus compañeros habían tomado las armas, llegó al lado de su verdugo, elevó una plegaria, bajó la vista y vio que entre sus brazos apretaba una bolsa como queriendo guardar un tesoro. Cuando Árchibald la abrió se llenó de terror al comprender que la bolsa del verdugo, contenía su cabeza.



Claudio Cruces Mayo de 2023

MARIONETA



La casa era antigua y bastante descuidada. Pero mostraba resabios de su orgulloso pasado. Todo el pueblo la conocía como “la casa del inventor”. Es que allí vivía aquel hombre solitario con mañas de creador. Aunque sus inventos y creaciones eran totalmente dedicada a los niños. Juguetes de todo tipo adornaban la sala de estar, el comedor y el jardín.

Había inventado varias cosas, algunas inservibles, como el barrilete invisible. Otras graciosas, como la pelota que le sacaba la lengua al arquero cuando era vencido. Pero lo que lo había hecho famoso era la muñeca que le regaló a su hija; una muñeca de cerámica a la cual había puesto un mecanismo que, al tirarle de un hilo en la espalda, la pepona cobraba vida y se ponía a bailar. Pero lo más llamativo era que él a su hija le había hecho creer que el movimiento de la muñeca era la respuesta a su canto. Así que el inventor, tiraba del hilo sin que ella lo note y se ponía a cantar. La muñeca se ponía en pie y feliz bailaba al compás del canto del viejo. Claro es que cuando el hilo comenzaba a agotarse, nuestro inventor tenía que hacer más lento su canto para acompañar a la muñeca que iba perdiendo velocidad.

Pasaron muchos años y la mecánica se fue perfeccionando. De hecho, en esa época no existía la pila, por eso el mecanismo. Pero se inventaron los diarios, la radio, la televisión, el internet, las redes sociales y han logrado que toda, o casi toda la sociedad se convierta en marioneta. Marionetas sin hilos que, ahora si, bailan al compás de su creador. Cuando el poder canta, las muñecas bailan. Cuando los creadores dicen “a trabajar”, las marionetas trabajan para ellos. Cuando dicen pobreza, se enorgullecen de ser pobres, cuando dicen hambre, bailan la danza de la desnutrición. Todo con una gran sonrisa. Todo con la alegría de bailar para quien canta.

marzo 2023